La otoplastía es una intervención sencilla que sirve para corregir la forma y el tamaño de las orejas.
La modificación más común es la que se realiza sobre las denominadas “orejas en asa”. También se corrigen las orejas en copa o las deformaciones resultantes de traumatismos.
Las orejas prominentes son causa de importantes complejos, especialmente en niños y jóvenes, aunque también en adultos. Suelen operarse a partir de los 8 años, evitando el consiguiente motivo de burla por parte de los compañeros del colegio.
No obstante, lógicamente, es un tratamiento que se aplica a todas las edades.
La otoplastia se realiza habitualmente en régimen ambulatorio, es decir, sin hospitalización. La anestesia suele ser local, bajo sedación, con lo que el paciente está despierto durante la intervención, aunque totalmente relajado e insensible al dolor.
La anestesia local con sedación se utiliza de forma creciente, tanto en Estados Unidos, como en Argentina, ya que es menos lesiva, más segura y proporciona una recuperación mucho más cómoda para el paciente que la anestesia general.
No obstante, en niños, suele utilizarse la anestesia general con hospitalización.
La recuperación es muy rápida y el postoperatorio en su conjunto se tolera fácilmente, ya que las molestias ocasionadas por la intervención no son importantes.
La mayoría de pacientes pueden realizar sus tareas normales al cabo de dos o tres días. Aún así, el cirujano le recomendará no realizar actividades que requieran esfuerzo físico durante los primeros días después de la operación.
Asimismo, durante los primeros días del postoperatorio se recomienda el uso de una banda elástica.
La intervención se realiza desde la parte posterior de la oreja, por lo que la cicatriz se tapa con el pelo hasta que se convierte en prácticamente inapreciable.